“Gloria
al Bravo Pueblo”
Con estas
palabras comienza el insigne himno que representa a la nación que viera nacer
un día al Libertador; nación que consiguiera su libertad tras batallas,
lanzando el yugo que le esclavizaba sin faltar a la ley, la virtud y el honor.
En sus
frases hermosas se concentra el sentir de un pueblo que se negaba a seguir
esclavizado, el sentir de los ancestros de cada venezolano y venezolana, aquel
pueblo glorioso, valiente, honorable, que derramo su sangre en las 80 batallas
del proceso independentista que tuvo lugar entre 1810 y 1823, en las cuales,
los Patriotas obtuvieron contra los Realistas, 50 victorias.
Cuenta la
historia que el 12 de febrero de 1814, en la Victoria, 2.000 Patriotas, en
su mayoría estudiantes, liderados por José Félix Rivas, se enfrentaron contra
5.000 hombres de las Fuerzas Realistas, liderados por José Tomás Boves,
obteniendo el triunfo luego que Vicente Campo Elías reforzara las tropas
patriotas con apenas 220 soldados. Esta pasaría a la historia como la Batalla
de la Victoria.
Otra
anécdota se remonta al 28 de febrero de 1814, día que pasaría a la memoria
nacional como la Primera Batalla de San Mateo, en la que las Tropas Patriotas,
comandadas por Simón Bolívar, lucharon por más de 10 horas contra los
Realistas. Ganaron los Patriotas, pero durante la batalla fallecieron alrededor
de 1000 hombres.
Nuestro
glorioso himno nacional exalta también a ese pueblo pobre que desde su choza
imploraba al Creador que les ayudara a ganar la batalla, y celebra una América
libre y unida. Este canto patriótico fue uno de tantos que nuestros ancestros
entonaban fervorosamente en esa época que marco un antes y un después en
nuestra historia.
El himno fue conocido como “Canto Nacional” hasta el día 25
de Mayo de 1881, cuando fue decretado como Himno Nacional de Venezuela por el
entonces presidente de la República, Antonio Guzmán Blanco, pero en dicho
decreto, no se hizo referencia a los autores de la letra, ni de la música, lo
cual generó dudas y polémicas al respecto, razón por la que hoy en día hay
quien investiga sobre esto.Sin embargo, la versión que se maneja desde 1996, señala que
luego de los sucesos del 19 de abril de 1810, el poeta Vicente Salias, en
un momento de euforia, improvisó sus versos durante una de las sesiones de la
Sociedad Patriótica y que su música, fue compuesta por Juan José Landaeta.
Tratándose del Himno que nos identifica como pueblo, ya que
representa los méritos alcanzados por nuestros ancestros, entonarlo no debe ser
visto nunca como una obligación molesta; al contrario, entonar sus versos, debe
ser motivo de orgullo, regocijo, respeto y solemnidad. Sin embargo, el amor por
lo nuestro no puede lograrse por imposición; debe nacer en el interior de cada
uno, de sus propias convicciones, de su identidad patria, del amor propio.
Por este motivo, cada docente tiene la tarea de infundir
estos valores mediando en el proceso de formación de una sana identidad patria
en los estudiantes, combatiendo el proceso de transculturización, la cual
golpea cada vez con más fuerza la mente de nuestros niños y jóvenes.Esta tarea solo puede llevarse a cabo haciendo uso de
diversas actividades dentro y fuera del aula, brindándoles una debida
explicación de su contenido poético, histórico y literario, y aplicando diversas
estrategias didácticas y pedagógicas que permitan facilitar los procesos de
análisis e internalización.
Es bien sabido que la conducta del ser humano se rige por
convicciones. Por esta razón, este proceso no se dará en el interior del
estudiante si el docente no tiene estos valores inmersos en su ser, por tanto,
debe existir la integración y participación activa de cada uno de los docentes
que hacen vida dentro de las instituciones educativas, manifestando el mismo
respeto que exigen a los estudiantes, ya que un ejemplo vale más que mil
palabras.
Siendo que existe un lenguaje que va antes que las palabras,
el lenguaje gestual, con el cual enviamos mensajes a nuestro entorno, aun
inconscientemente, se hace imprescindible que el colectivo docente tenga esta
misma convicción, este sentido de pertenencia y postura ante el Himno Nacional,
lo cual se ve manifestado en la conducta y tiene gran influencia en cuanto a la
idea que los estudiantes se hacen del mismo.
Por este motivo, en el liceo donde trabajo, hemos tomado la
iniciativa de conformar un coro, tomando como punto inicial el fortalecimiento
de la identidad y valores patrios a través del estudio del Himno Nacional; si
bien es cierto que la actitud que los jóvenes tienen ante los Símbolos Patrios
en la actualidad, no es la más apropiada, todo puede solucionarse si se aplican
las estrategias correctas.
Los niños están más abiertos a seguir instrucciones, por lo
que, en básica, se ha hecho hincapié en el significado del Himno, y el por qué
merece tanto respeto, lo cual ha rendido muy buen fruto.
Que estos párrafos sirvan de reflexión a cada uno de los y
las docentes de nuestro hermoso estado, que con empeño y amor forjan el futuro
(y el presente inmediato) de nuestra nación.
Profesora
Welling Dayana Ríos Padilla.
Profesora
de Música del U.E.N. Torres Viñas,
E.B.N.
Fernando Álvarez de Lugo, y
del Sistema Nacional de Coros
y Orquestas Infantiles M.B.I.
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