martes, 14 de febrero de 2017

UN ACERCAMIENTO A JOSÉ MARTÍ



José Martí es considerado una de las figuras históricas más altas, puras, ricas y profundas de la América Latina. En él se conjugan el dirigente y el creador.

Nació en la Habana el 28 de enero de 1853, su niñez llena de estrecheces y quehaceres agotadores en una factoría colonial fue el acicate de la clara rebeldía que precedió su acción política y marcó su oficio de periodista y escritor.

 A los 16 años tras la publicación del drama Abdala, obra de fervor patriótico y ansias libertarias se le procesa por incidencia y es condenado a  trabajos forzados por las autoridades españolas.

Luego sufre el primer destierro en 1871 cuando solo tenía 18 años de edad.
A partir de este destierro su vida es una angustiada y sedienta peregrinación por tierras de Europa y de América, alimentada por su espíritu de dirigente revolucionario, de escritor sincero, sensible y apasionado su verso y prosa reboza de generoso mensaje humano.
 Entre sus principales obras se destacan:

      Versos libres (1878-1882)
       El presidio político en Cuba (1871)
       Ismaelillo (1882)
       La edad de oro” (1889).
       Nuestra América (1891
       Versos sencillos (1891)

En 1878 se firma en Cuba la paz del Zanjón y Martí regresa a su patria pero solo para afirmar en el “Libertador” que no existe otra más, que la acción armada, para liberar a su pueblo. Martí continúa su trabajo de ansias libertarias en artículos y discursos.

En 1880 se encuentra en Nueva York sufriendo un nuevo destierro, ese mismo año se radica por 6 meses en Venezuela donde también ejerce el arte de la oratoria y el periodismo.

Allí de rodillas frente a la estatua expresó:
Gracias Bolívar por haber logrado la independencia de tu tierra, por haber hecho insaciables esfuerzos por la libertad de este continente, que hoy te profesa el mismo respeto que en el campo de batalla.
Gracias a ti, Libertador, hoy somos libres.

Más tarde dirigiéndose a un grupo de Caraqueños expresó:   
….”Así armado de amor vengo a ocupar mi puesto en este aire sagrado cargado de las sales del mar libre y del espíritu potente e inspirador de hombres egregios; a pedir vengo a los hijos de Bolívar un puesto en la milicia de paz.”

En otro momento refirió: “Deme Venezuela en que servirla, ella tiene en mi un hijo”
Las ideas antimperialistas plasmadas por Bolívar cuando dijo “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”. Se reflejan en el pensamiento martiano al expresar:

“Los arboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.

Bolívar le dio a la educación una gran importancia cuando dijo:
“…La educación consiste en enseñar a los hombres no lo que deben pensar sino a pensar.”
Nuestro Martí fue maestro por excelencia y a enseñar dedicó parte de su corta vida, nos enseñó que La educación comienza con la vida y no acaba sino con la muerte.

La pedagogía martiana
Por su originalidad fue concebida sólo para latinoamericanos y tiene como centro, la defensa de la cultura de estos pueblos. Se proyecta como arma de lucha para el logro de la unidad; forma parte de su pensamiento latinoamericanista, cuyo estudio no estaría completo sino analizamos su modelo educativo.

Concibe la educación como la vía idónea para preparar al hombre latinoamericano contra el poderoso vecino, lo que revela la esencia antiimperialista de su pensamiento.

Regresa nuevamente a Nueva York y en 1889 edita la revista infantil “La Edad de Oro”, en su primera edición Martí afirma:
 La Edad de Oro se publica para que los niños americanos sepan como se vivía antes y se vive hoy en América y en las demás tierras del mundo.

“Para los niños trabajamos porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo. Y queremos que nos quieran y nos vean como cosas de su corazón, así queremos que los niños de América sean hombres que digan lo que piensan y lo digan bien, hombres  elocuentes y sinceros.

Por tal motivo concebía la educación como un derecho del ser humano. Era un pedagogo innato, que tenía fe profunda en la educación, sobre todo en aquella que prepara realmente para la vida.

Otros de los numerosos rasgos que caracterizan a nuestro héroe nacional es su interés por la salud referente a ello en 1882 planteó: “[...] el arte de curar consiste más en evitar la enfermedad y precaverse de ella por medios naturales que en combatirla por medios violentos, e inevitablemente dañosos para el resto del sistema, cuyo equilibrio es puesto a contribuir en beneficio del órgano enfermo. La higiene va siendo la verdadera medicina, y con un tanto de atención, cada cual puede ser un poco médico de sí mismo.

La salud pública es para Martí un problema social de primer orden y la vigencia de su pensamiento en esta esfera pasa por hitos permanentes como su exhortación a la práctica de la medicina preventiva y su estímulo a la investigación de nuevas posibilidades terapéuticas.”

Sobre la enfermería expresó:
La más noble de las ocupaciones, y quién sabe si la más grata, es la de Enfermeras ( en carta a Gonzalo de Quesada en 1890).

Las enfermeras cubanas han sabido honrar este legado, porque tienen la humanidad y la nobleza de la cual él habla, características que se aprecian en Cuba y en otros países donde se ha brindado ayuda internacionalista.

Sobre enfermedad dijo:
...¿sana el enfermo con conocer por medios violentos toda la gravedad de su mal?. Dáñenle los medios, sin que su mal cure por eso. La enfermedad humana es mucha y todo lo singular encuentra amigos. Hay enfermedades sociales que el buen médico no ha de irritar, si les busca la cura, sin conllevar, y tratar con sabio engaño, como a los locos.
En prever está todo el arte de salvar. Salvarse es prever.
Sobre salud expresó:
... la única salud verdadera, que es la que viene a un cuerpo bien administrado del orden de la mente y la serenidad del corazón.

Sobre medicina planteó:
Porque una vez más se ha probado que se puede sacar de un lugar del cuerpo un trozo de carne viva, y ponerla en otro.

José Martí es fuente inagotable de investigaciones históricas en el afán de entregarnos los detalles más apasionantes de su vida como extraordinario revolucionario y hombre de letras que sin dudas se adelantó a las mentes más prolíficas de su época, con el paso del tiempo, se ha escrito más acerca de sus vínculos con los deportes, una faceta menos conocida en su fecunda labor periodística y literaria. Se conoce que practicó una sola especialidad: el ajedrez; pero en sus crónicas demostró conocimientos sobre carreras de fondo, fútbol americano, billar, boxeo, equitación, esgrima, caza, corridas de toros y patinaje, entre otros.
En un artículo publicado en marzo de 1883, escribió sobre  la importancia de la práctica del deporte: «En estos tiempos de ansiedad de espíritu, urge fortalecer el cuerpo que ha de mantenerlo. En las ciudades, sobre todo, donde el aire es pesado y miasmático; el trabajo, excesivo; el placer violento, y las causas de fatiga grandes, se necesita asegurar a los órganos del cuerpo, que todas estas causas empobrece y lastiman, habitación holgada en un sistema muscular bien desenvuelto, nivelar el ejercicio de todas las facultades, para que no ponga en riesgo la vida. A los niños, sobre todo, es preciso robustecer el cuerpo a medida que se les robustece el espíritu».


Sobre El Deporte:
Para casi nadie es un secreto la afición de Martí por el ajedrez. Incluso llegó a practicarlo durante su estancia en México y Guatemala. Las primeras pruebas concretas del interés del Maestro por el juego ciencia fueron en febrero de 1875, en tierras aztecas, exactamente en la casa del emigrado cubano Francisco Zayas Bazán. Este hombre era el padre de Carmen, quien años después se convertiría en la esposa y madre de su hijo.

Más tarde, al trasladarse Martí a Guatemala, fue compañero de juego del General Miguel García Granados, expresidente de la República y padre de María García Granados, a quien Martí dedicara su inolvidable poema La Niña de Guatemala.

El más universal de los cubanos fue un duro crítico de los deportes donde predominaba la violencia. El boxeo, las corridas de toros, las competencias de corredores a pie y el fútbol americano recibieron su afilado verbo.

En una crónica publicada en el  periódico La Opinión Nacional de Caracas, el 4 de marzo de 1882, titulada Una pelea de premio, calificó al boxeo como «una cosa brutal, vacía de hermosura y de nobleza».

Más que la crítica al combate boxístico, analiza el impacto social que tiene la bestial pelea y termina su artículo con esta reveladora frase: «Es este pueblo [el norteamericano] como grande árbol: tal vez es ley que en la raíz de los árboles grandes aniden los gusanos».

En otro artículo suyo, publicado en el diario neoyorquino The Sun, el 31 de julio de 1880, Martí relata una corrida de toros en Madrid. A través de ella, las palabras sangre, muerte, además de los supuestos gritos de alegría, aparecen continuamente, como una forma de ilustrarnos la deshumanización a la que se puede llegar en las corridas: «Si un toro magulla a un hombre y queda sobre el suelo, dado por muerto, a nadie le importa. Se continúa la función igual y a veces se aplaude al toro».

El fútbol americano, uno de los deportes más violentos del mundo, también recibió la diatriba de Martí. Acerca de un partido entre los colegios de Yale y Princenton, escribió en La Nación de Buenos Aires, el 11 de enero de 1885: «Debajo de mis ventanas pasa ahora, en una ambulancia, en trozos, unidos apenas por un resto de ánima el capitán de uno de los bandos de jugadores de pelota de pies. El juego sigue, y el vítor, y el aplaudir de las mujeres. A otro le cuelga el brazo dislocado. A otros les corre la sangre por los rostros».

También describió crudamente la indignación que le producían las carreras profesionales de corredores a pie, por lo que tenían de despiadadas e inhumanas. Al comentar estas Martí publicaba el 22 de marzo de 1881: «Apretados los codos a ambos costados, cerrados los puños, jadeante la faz, y llagados los pies, tajan el aire en una carrera los caminadores que, en torneos por dinero, comparten con sus hazañas repugnantes y sus ojos salidos de las órbitas, la admiración de un público enfermizo que ha aprendido a mirar sin dolor las lastimaduras de los pies y las del alma»
.
Cuando se hable de periodismo deportivo es válido recordar entonces al hombre de La Edad de Oro, insigne pensador de la política y la cultura latinoamericanas, quien en su impronta creativa no olvidó la apasionante esfera de la actividad del músculo.

Igualmente, avizoró Martí, como ningún otro pensador de su tiempo, lo bestial y repudiable que se engendraba en los Estados Unidos a través de la comercialización y el profesionalismo, que en la actualidad se exacerba a escala mundial: «La mente ha de ser bien nutrida, pero se ha de dar con el desarrollo del cuerpo, buena casa a la mente», fue una de las máximas de nuestro Héroe Nacional, en cuanto a la práctica deportiva se refiere.
El acceso a la práctica democratizadora del deporte es digno de resaltar en el pensamiento martiano, lo que al menos en la región no ocurrió durante el período de vida del intelectual cubano debido a que las élites político-económicas mantenían una posición clasista sobre la actividad deportiva.

Con el triunfo revolucionario de enero de 1959 las nuevas autoridades en la figura de Fidel Castro y del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) transformaron el deporte en derecho genuino del pueblo cubano, que cada día adquiere mayor reconocimiento no solo por sus campeones y medallistas mundiales, sino por sus valores éticos comprometidos con los ideales del olimpismo internacional.

Martí Libertador Cubano Revolucionario.
Desde su residencia en el exilio, José Martí se afanó en la organización de un nuevo proceso revolucionario en Cuba, y en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano y la revista Patria. Se convirtió entonces en el máximo paladín de la lucha por la independencia de su país.

Dos años más tarde, tras entrevistarse con el generalísimo Máximo Gómez, logró poner en marcha un proceso de independencia de Cuba.

Fue abatido por las tropas realistas cuando contaba cuarenta y dos años en Dos Ríos un 19 de Mayo de 1895. Martí es considerado, junto a Simón Bolívar y José de San Martín, uno de los principales protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica.

Al referirse al asalto al cuartel Moncada, ocurrido 58 años después de su muerte Fidel Castro manifestó que fue José Martí el autor intelectual de ese acto patriótico. José Martí el libertador cubano que inspiró la Revolución cubana con su muerte dejó de ser combatiente armado pero su imagen y pensamiento laten en el corazón de los patriotas americanos

 Ponentes de la Misión Educativa Cubana

LIC. REINALDO HIDALGO BETARTE

MSc: MILAGROS AGUIAR ROJAS











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